La
primera aplicación comercial de los ferro-fluidos son los ejes giratorios
sellados herméticamente. Sólo se necesitan un poco de ferro-fluido en el
hueco entre el eje y un imán permanente cilíndrico. El fluido crea un anillo
impermeable alrededor del eje, al mismo tiempo que lo deja girar sin
fricción. Sellos de este tipo forman una barrera entre la atmósfera y el
vacío interno de los hornos para crecimiento de cristales de silicio.
También se aplican a láseres de gas, motores y otros dispositivos.
La levitación magnética en un ferro-fluido es la base de varios procesos de separación de materiales de distinta densidad. Logra separar sustancias de cualquier densidad como los diamantes de arenas mediante flotación selectiva y guía de barrenas de perforación para petróleo con un acelerómetro subterráneo, en el que la masa sensible experimenta levitación en un ferro-fluido.
La levitación magnética en un ferro-fluido es la base de varios procesos de separación de materiales de distinta densidad. Logra separar sustancias de cualquier densidad como los diamantes de arenas mediante flotación selectiva y guía de barrenas de perforación para petróleo con un acelerómetro subterráneo, en el que la masa sensible experimenta levitación en un ferro-fluido.
Los
ferro-fluidos también poseen propiedades reductoras de la fricción. Si
se aplican a la superficie de un imán de gran potencia, tal como los fabricados
en neodimio, el imán podrá deslizarse sobre superficies lisas con un mínimo de
resistencia.
Por otro lado, también se usan en altavoces para disipar el calor entre la bobina y el imán, así como amortiguar pasivamente el movimiento del cono. Residen en lo que normalmente sería el hueco alrededor de la bobina, siendo mantenidos en posición por el imán del altavoz. Los ferro-fluidos son paramagnéticos, por lo tanto reducen su magnetismo al elevarse la temperatura. Un imán de gran potencia que se coloque cerca de la bobina (que produce calor), tenderá a atraer el ferro-fluido frío con más intensidad que el caliente, forzando el movimiento del fluido caliente hacia el elemento de disipación térmica. Esto constituye un eficiente método de enfriamiento que no requiere aportación energética adicional.
Por otro lado, también se usan en altavoces para disipar el calor entre la bobina y el imán, así como amortiguar pasivamente el movimiento del cono. Residen en lo que normalmente sería el hueco alrededor de la bobina, siendo mantenidos en posición por el imán del altavoz. Los ferro-fluidos son paramagnéticos, por lo tanto reducen su magnetismo al elevarse la temperatura. Un imán de gran potencia que se coloque cerca de la bobina (que produce calor), tenderá a atraer el ferro-fluido frío con más intensidad que el caliente, forzando el movimiento del fluido caliente hacia el elemento de disipación térmica. Esto constituye un eficiente método de enfriamiento que no requiere aportación energética adicional.
Una aplicación médica importante de los ferro-fluidos es que pueden ser utilizados para prevenir la ceguera. Es una nueva forma para tratar el desprendimiento de la retina que está siendo estudiada. En la actualidad los médicos emplean un fluido de silicona para colocar la retina dañada nuevamente en su lugar. Pueden ser dirigidos a lugares más precisos usando un campo magnético externo. Esto podría ser especialmente útil para llegar a lugares de difícil acceso dentro del ojo.
Otra aplicación interesante del ferro-fluido es la del
sistema de amortiguación variable (MagnetRide). Los amortiguadores de la
suspensión de un vehículo se llenan con ferro-fluido en lugar de aceite
convencional, rodeando todo el dispositivo con un electroimán, permitiendo que
la viscosidad del fluido (y por tanto la cantidad de amortiguamiento
proporcionada por el amortiguador) puedan ser variadas de acuerdo a
preferencias del conductor o la cantidad de peso que lleva el vehículo; incluso
puede variarse de manera dinámica para proporcionar control de estabilidad.